sábado, 21 de julio de 2012


FILOSOFIA DE LA EDUCACION.

El Termino educación se identifica con el proceso de instrucción y adiestramiento que se lleva a cabo en una institución docente, en una escuela.
En los últimos años se ha hecho familiar otro significado, que se refiere al arte, ciencia o ambas cosas, de impartir instrucción y adiestramiento. En las universidades y escuelas normales hay departamentos de “educación” dedicados a estudiarla y enseñarla, en este sentido de la palabra.

Estas dos acepciones son bastantes claras. No es igualmente preciso el significado de educación cuando se refiere al resultado del adiestramiento e instrucción. Cuando se dice que una persona tuvo una buena educación o que no tuvo la oportunidad de adquirirla, queremos decir, ya sea que asistió a una escuela, que no asistió, o que no estuvo en ella el tiempo suficiente.

Es frecuente observar que fulano de tal fue a un buen colegio, pero que no recibió en el mucha educación, o que no admiremos un tanto de que otro sin haber ido a ese colegio se comporte como persona culta e instruida.
Esta ambigüedad resulta del hecho de que los procesos de instrucción pueden dejar o no resultados permanentes y deseables, por lo que el College Standard Dictionary de Funk y wagnall llama “el sistemático desarrollo y cultivo de las facultades naturales, por inculcación, ejemplo, etcétera.”
El mismo diccionario da, como una de las definiciones de “educación”, el adiestramiento de animales, pero en la discusión hace notar: “Hablamos de la enseñanza, adiestramiento o disciplina, mas bien que de la educación o doma de un perro o un caballo”. Pero ¿para que tantos remilgos? Enseñar suertes a un caballo es en realidad desarrollar sistemáticamente sus facultades naturales.
Para acrecentar la complejidad de los significados, se afirma comúnmente que el medio ambiente es “educativo”, como cuando se dice que una persona ha recibido su educación en la escuela de las vicisitudes o en prisión, una educación que evidentemente no es de ninguna manera sistemática.
Todo lo anterior tiene por objeto justificar el intento de fijar un poco más precisamente el significado de educación, al menos para los lectores.

LA EDUCACION COMO CONTROL DEL SABER.

Como podría hacerlo un escultor, desechemos desde luego los fragmentos de la piedra que obviamente no han de figurar en la forma definitiva de la  escultura.

Ningún significado del termino “educación” intenta incluir algún proceso que no pueda ser alterado por el esfuerzo humano o que pueda verificarse sin ninguna parte de dicho esfuerzo. Ningún significado de educación pretende, por ejemplo, dar al hombre un brazo o una pierna extra, o cambiar su sistema nervioso o el método de circulación de su sangre. Tampoco se intenta educar al huracán, la niebla o las estaciones del año; más bien se espera educar a los hombres para que controlen esos fenómenos o se adapten a ellos. En otras palabras, excluyamos del significado propio de educación aquellos cambios en el comportamiento o estructura que son causados por maduración y accidentes físicos.

Esto nos deja un gran número de cambios de comportamiento que son debidos al saber. Dichos cambios difieren de los que se efectúan en la

Probeta de un químico o de aquellos  a los que sirve de ejemplo una roca que cae sobre otra. Sin importar cuantas veces se encuentren en una probeta determinadas cantidades de una base y de acido clorhídrico, si las condiciones se mantienen constantes, se produce la misma sal. Ni la base, ni el acido, ni la probeta aprenden nada, no saben nada. El aprendizaje,  entonces  en su acepción más general, es la clase de cambio que usa los resultados de la experiencia anterior, el aprendizaje continuo donde quiera. Algunos aprendizajes son conscientes, muchos no lo son. Los psicólogos se refieren al aprendizaje latente y al inconsciente. Dado que los seres retienen sus experiencias y como lo que se retiene da forma a las reacciones posteriores, aprender es casi tan inevitable como respirar, por lo que es claro que la educación tiene cierta relación con el aprendizaje.

El hecho de saber y la educación se toman como equivalentes, debemos estar dispuestos a llamar educación a todo conjunto de condiciones fortuitas, muchas de las cuales ocurren sin nuestro conocimiento ni el de nadie mas, la educación de las personas es la suma total de lo que ha aprendido. Pero si tenemos en mente que las personas son afectos a discutir lo que la educación debiera ser, resulta evidente que solo aquella fase de la educación que esta bajo el control de las personas, es adecuada para la argumentación. Como no todo lo que se aprende esta bajo el control del hombre, parte de ello tiene que ser excluida de toda discusión fructífera acerca de la educación, precisamente aquella parte que no puede ser controlada.

Esto nos deja con el termino “educación” aplicable solamente a aquella parte del aprendizaje que en un sentido o en otro, esta bajo el control de los hombres, variando ese grado de control de acuerdo con las circunstancias. Por lo tanto, podemos decir que hay varias clases de educación:

1.- Educación del medio: Existe una clase de aprendizaje que se realiza casi automáticamente. Es así como hemos aprendido, visiblemente sin intervención de nadie, a caminar por las aceras, a comer ciertos alimentos y a no comer otros, a vivir en casas, etc. Estas son maneras habituales de hacer las cosas en una cultura determinada.

Una sociedad trata deliberadamente de obtener la conformidad de las generaciones jóvenes con esas costumbres y cultura, pero como se puede confiar en el proceso continuara más o menos automáticamente, como un producto colateral de la vida ordinaria, el elemento deliberativo no es siempre visible. A esto se le puede llamar educación del medio o educación por contagio social.

2.-Educacion informal:

Hay otros aprendizajes que se realizan con intención consciente, pero quienes los imparten están interesados principalmente en actividades distintas de la instrucción. Pueden impartir conocimientos o información (instrucción), o pueden ejercitar ocasionalmente al alumno en la formación de un habito (adiestramiento); pero este no es su único o siquiera su principal objetivo. Esta es la educación informal. Los padres la dan en gran cantidad, los patrones la imparten hasta cierto punto a sus aprendices, y el teatro la proporciona a veces a su público. Cuando se dice que la educación no termina con la escuela y que la escuela es a menudo la parte menos importante de la educación, se tiene la intención de recalcar la importancia de la educación informal.



3.-Educacion Formal:
Hay finalmente la educación formal en la que se ve claramente la intención de enseñar, de adiestrar o de ambas cosas, y en la que una institución se dedica principalmente a esta labor. Las escuelas, desde el jardín de niños hasta la universidad, son instituciones dedicadas a la educación formal; algunas de sus demás actividades pueden estar destinadas a fomentar el aprendizaje, pero lo más probable es que este sea informal.
La distinción entre la educación formal y la informal es importante; en primer lugar, por que en nuestro medio hay muchos factores que educan, los cuales pueden impartir enseñanzas que refuerzan las de la escuela, que las estorban o que no tienen ninguna relación con ellas. Por ejemplo, el padre que predica las virtudes de la competencia económica, puede estar contradiciendo al maestro de la escuela que pregona las de la cooperación económica.
Tenemos así el problema de coordinar diversas educaciones que Platón ataco de frente en la Republica. El estado, decidió el, censuraría toda la poesía, la música, y el drama. Controlaría todas las empresas educativas, formales e informales, para que los futuros guardianes encontraran en todas partes las mismas actitudes hacia el valor, la templanza, la sabiduría y la justicia. Si tildamos la solución de Platón de autocrática, antidemocrática y totalitaria no nos da una mejor solución al problema de la relación entre la educación formal y la informal. Somos todavía enteramente impotentes para competir con la influencia de la modernidad, el cinema, historietas cómicas, revistas, televisión para los niños de poca edad.
Otra razón menos importante para establecer la diferencia entre la educación formal y la informal, es la comúnmente aceptada distinción entre ir a la escuela y aprender por uno mismo, o sea la autodidaxia.
Menospreciar la asistencia formal a la escuela es todavía  un pasatiempo popular en nuestra cultura, aun cuando esta cultura es el mejor cliente que las escuelas han tenido. Pero no se necesita un gran psicoanalista para encontrar su origen en una incomoda veneración por la escuela.
Un hombre, con titulo de una universidad bien conocida, puede ser un torpe, un fracasado, pero es probable que nos sorprenda que lo sea. Por lo contrario, el autodidacta soporta el peso de la prueba de que lo que obtuvo por su propio esfuerzo es tan bueno como los productos de las marcas establecidas. Cuando resulta serlo, nos causa tanto asombro que muy bien podemos considerarlo como una rara ocurrencia. Sin embargo,, en general, la distinción es saludable. Impide a los educadores formales ufanarse de sus resultados y nos hace comprender a todos las posibilidades e importancia de la autodidaxia. En realidad, las diferencias entre las escuelas de filosofía educativa pueden reducirse a sus distintas respuestas a esta pregunta: ¿Qué clase de educación formal es la mejor garantía de una fructífera autodidaxia en años subsecuentes?
Por lo tanto, en uso más amplio y general, educación es el proceso o producto de un intento deliberado de adoptar la experiencia por medio de la dirección y control del aprendizaje. La educación formal es ese proceso cuando se efectúa en las escuelas.
De acuerdo con esta definición, seria inexacto hablar de un medio ambiente educativo, a menos que se signifique que el medio estaba tratando, directa o indirectamente, de enseñar algo a alguien. Decir que se aprende del medio seria cierto pero no ilustrativo, porque no hay mas de donde se pueda aprender. Nos haría bién cuidarnos de frases tales como “aprender por experiencia o de la experiencia”, precisamente por la razón de que todo aprendizaje proviene de la experiencia y se obtiene por medio de ella. Y todo depende del significado que se de a “experiencia”, en un uso mas común, experiencia se refiere a todo aquello de que nos damos cuenta, es decir, a todo y cada uno de los estados conscientes.
ALGUNAS CONSIDERACIONES PRÁCTICAS.
¿Constituyen las definiciones de educación alguna diferencia en la práctica de la misma? Charles Pierce, precursor del pragmatismo norteamericano moderno, y William James, su más destacado publicista, convinieron en que las definiciones que no constituyen diferencia en la práctica, para todos los fines prácticos y teóricos son iguales.
No podemos estar seguros de si la gente alinea sus prácticas para ajustarlas a sus definiciones, o, viceversa. Puede formular sus definiciones de manera  de dar a lo que hace un respetable aire de congruencia teórica. Sin embargo, concediendo esta posibilidad, la definición, una vez formulada, tiende a cristalizar y congelar la practica que justifica, por lo que toda desviación posterior es desaprobada, por ni ser enteramente respetable.
En la definición dada hubo un admitido intento de restringir el uso del término “educación” a la deliberada dirección de las enseñanzas, o sea la dirección escogida por el maestro, quienquiera que este pueda ser en una situación determinada. Obviamente no se habría hecho hincapié en este punto si algunos educadores o filósofos de la educación no hubieran omitido hacer esta distinción. El equilibrio entre desarrollo, vida, aprendizaje y educación de que habla Dewey, aunque tal vez no deba tomarse literalmente, ha persuadido a muchos educadores profesionales de que los linderos entre la escuela y la comunidad deben ser suprimidos siempre que sea posible. Los ha persuadido y ellos han ayudado a persuadir a los padres de que los deberes del hogar, gobierno, iglesia y escuela se traslapan tanto, que su separación es perniciosamente artificial y pueril. Ha sido la causa del sinfín de admoniciones a los maestros de escuelas publicas, en el sentido de que su responsabilidad como profesores se extiende mucho mas allá del salón de clases. Es imposible decir hasta donde se extiende, porque si toda la vida es educación no hay razón lógica para fijar los linderos en cualquier punto de este lado o del otro lado.
La definición propuesta hace una distribución real entre enseñar y aprender, contraria a un modo de hablar bastante extendido. Muchos educadores pronuncian locuazmente el aforismo: “Si no hay aprendizaje no hay enseñanza”. Esta es solo una manera de hablar, por que ningún educador cree realmente que eso sea cierto, o si lo creyera, debería negarse con toda honradez a captar la mayor parte de su sueldo.

Hay una diferencia entre la enseñanza fructífera y la infructuosa, como la hay entre la cirugía afortunada y desafortunada. Pero tanto las buenas como las malas operaciones quirúrgicas son realizadas por personas llamados cirujanos, que cobran sus honorarios por los éxitos o los fracasos, indistintamente.
Enseñar es tratar deliberadamente de fomentar ciertos aprendizajes. Cuando intervienen otros factores que impiden dichos aprendizajes, la enseñanza fracasa. Algunas veces los factores están en el maestro, otras en el alumno y otras más en el aire mismo que ambos respiran, pero mientras el esfuerzo exista, hay enseñanza.
Es bastante extraño que aquellos filósofos de la educación que son los que mejor perciben la multiplicidad de factores que intervienen para decidir si se lograra o no el aprendizaje, son los que menos advierten el absurdo de hacer responsable al maestro de los factores que no están bajo su dominio. Por supuesto que los maestros se niegan usualmente a aceptar a aceptar esa responsabilidad, pero cuanto mas sensibles son moralmente, más les remuerde la conciencia por cada fracaso en el aprendizaje. Mea culpa, claman en su interior; no poco de los mejores maestros abandonan definitivamente el campo porque han tomado lo que cuando lo que cuando mas es un descuidado cliché, como un imperativo moral y pedagógico.
Aun si fuera cierto que no hay enseñanza donde no se aprende, lo contrario, es decir, que no se aprende si no hay enseñanza, seria falso y si el maestro moralmente serio se siente desalentado por la falsedad de la primera declaración, el maestro moralmente indiferente se aprovecha de la falsedad de la segunda, ya que el saber se acumula, haya o no enseñanza.
Al mantenerse la distinción se asigna al maestro un campo de responsabilidad definido. Hay procedimientos que legítimamente se puede esperar que siga y hay resultados que el puede tratar conscientemente de lograr. Limitando su responsabilidad podemos dar un significado preciso a la que asignamos. No hay significado sin limitación, o dicho mas familiarmente, lo que a todos concierne no concierne a nadie.
Maestro y alumno son dos términos efectivamente correlativos, como no lo son enseñar y aprender. El maestro, cuando enseña, siempre esta enseñando a un alumno, y ser alumno significa estar siendo enseñado.
La educación como aquí se la define, implica siempre una situación en que intervienen maestro y alumno. Aun en la autodidaxia existe la relación, aunque la distinción esta dentro de una persona mas bien que entre diferentes personalidades. Ni siquiera en la educación del medio, en la que una generación enseña a otra, esta enteramente ausente.
Hay por tanto una diferencia práctica. Según nuestra definición, la educación se limita a la dirección deliberadamente emprendida del aprendizaje. No adquiere merito o demerito por los conocimientos adquiridos de otra manera, aunque los toma en cuenta. Si se obra de acuerdo con esta definición, los educadores estarían menos dispuestos a prometer remediar las debilidades de todas las instituciones sociales, con lo que hacen en las aulas. Tomada en serio, esta definición tiende a hacer una marcada distinción entre los papeles de maestro, ciudadano, madre, padre o soldado. La definición experimentalista o deweyana da pábulo a ciertas tendencias opuestas. Las definiciones de educación no solo pueden constituir una diferencia, sino, lo que es mas importante aun, la constituyen.
¿Hay entonces alguna base para preferir una definición de educación a otra, o es esta una cuestión de meras palabras o gustos personales?
Nos aventuramos aquí en aguas filosóficas mas profundas. Estamos preguntando si las definiciones son convencionales,  (acuerdos sobre el uso de las palabras), o reales (que reflejan las estructuras de la realidad misma). Se cree desde luego que esta definición es hasta cierto punto real, que se apega a la articulación de la sociedad en diferentes sectores, cada uno de los cuales tiene un papel específico que desempeñar o una función que realizar.

 La educación es una institución y tiene su propia función primaria. Esta función la distingue de otras instituciones con sus respectivos papeles. Esta creencia tiene sus raíces en la doctrina metafísica de que hay un orden natural en el universo, que se asemeja a la división del trabajo existente en toda vida orgánica y aun en el reino inorgánico.
DEFINICION DE LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION.
Una vez definida la educación, vemos el significado de la filosofía de la educación. Lejos de ser una cuestión sencilla, hay que observar los serios esfuerzos de los filósofos profesionales de la educación durante muchos años. Sin embargo, los resultados muestran que ningún libro sobre la materia puede asumir con certeza que haya un entendimiento común acerca del alcance, método y literatura de la filosofía de la educación.
Tradicionalmente la Filosofía técnica ha comprendido las siguientes materias principales:
1.- METAFISICA: Si los hombres nunca fueran engañados por su experiencia, jamás se les ocurriría si algo es real o solamente una apariencia. Si nunca hiciéramos esa pregunta, nunca desarrollaríamos la ciencia o la filosofía. Lo que nos lleva a indagar lo que es real y lo que solamente lo parece. La metafísica escudriña nuestras creencias acerca de la realidad de arboles y cielos, de muerte y libertad, del mundo y del ser. ¿Tiene la mente la misma clase de ser que los objetos materiales? ¿Hay un ser inmutable, así como uno mutable? ¿Qué características debe tener cualquier cosa para existir, para cambiar? ¿Hay un designio o propósito detrás de cada cambio, o se deben todos o algunos de ellos a la casualidad? Estos son algunos de los temas estudiados en la metafísica, a la que algunas veces se llama también ontología o la ciencia del ser.
2.- EPISTEMOLOGIA. Es la rama de la filosofía que estudia la estructura, métodos y validez de nuestro conocimiento, o como Hocking lo expresa, la epistemología trata de las “creencias, acerca de las creencias” ¿Es realizable el verdadero conocimiento? Nuestros sentidos yerran y nuestra razón nos lleva a conclusiones contradictorias. ¿Podemos confiar en una u otra cosa o en ambas? El escéptico dice “No”. Otros filósofos dicen, de manera más optimista, que podemos saber algunas cosas pero no otras. Con respecto a la fuente de nuestro conocimiento podemos preguntar: ¿Proviene de la experiencia de nuestros sentidos, de la razón o de alguna combinación de ambas? ¿Obtenemos diferentes clases de conocimientos de esas dos fuentes? ¿Con cuanto contribuyen respectivamente el ser consciente y el objeto de la experiencia final del saber? ¿Cuál es el criterio de verdad que usamos o debiéramos usar para estimar la veracidad de nuestro conocimiento?
3:_ LOGICA: Es el estudio de las reglas y técnicas de razonar. La lógica formal estudia la manera en que las proposiciones se relacionan unas con otras, para que podamos juzgar si nuestro razonamiento es valido o no, independientemente de lo que las proposiciones afirman. Conocer  las reglas y técnicas de razonar puede no hacer nuestro pensamiento mas profundo, pero nos impide saltar indebidamente de premisas a conclusiones.
4.- ETICA: Este estudio al que también se llama filosofía moral, trata de los juicios de aprobación y desaprobación, de corrección e incorrección, de bondad y maldad, de virtud y vicio. En suma, trata de los principios de conducta que nos ayudan a juzgar si una elección o acción es buena o correcta.
5.- ESTETICA: Esta disciplina presenta la cuestión de que es lo que nos hace juzgar bello o feo un objeto. ¿Es esta una cuestión de mero gusto individual o hay principios a los que podemos recurrir para apoyar nuestro juicio? ¿Tiene una escuela, por ejemplo, el derecho de formar el gusto del alumno en arte y música?
Estas son las disciplinas que se estudian como materia principal en filosofía, en un colegio o universidad. Si preguntamos que cosa puede ser una filosofía de la educación, lo cual es correcto, siempre y cuando podamos estar seguros del sentido en que debe tomarse el término aplicada. Hay dos de tales sentidos que se sugieren por si mismos.
·        Dado que la educación tiene como objetivo algo que se llama la vida buena, es en la ética, la metafísica y la epistemología donde debemos encontrar la formula para lograrla. Escojamos una filosofía y veamos que clase de educación se necesita para producir esa clase de vida buena. El modelo de esta manera de proceder es la REPUBLICA, de Platón. En ella pregunta: Si la justicia es lo que he hallado que es, ¿que clase de estado requiere? ¿Y que clase de sistema educativo producirá al individuo que haga posible tal estado? Al usar este método podemos hacer llegar toda posición filosófica hasta sus consecuencias educativas, si las tiene, tales como el idealismo, escolasticismo, materialismo dialectico, pragmatismo, existencialismo, etc. Comenzaremos por preguntar que es lo que tiene que decir determinado sistema filosófico acerca de la naturaleza de la realidad (metafísica), de la naturaleza del conocimiento (epistemología) y de la naturaleza de la bondad (ética), y enseguida deducimos la clase de plan de estudios, método y organización escolar que se seguiría de el. En otras palabras, este método nos induce a creer que si sabemos cual es la filosofía de un educador, podemos predecir la clase de escuela que apoyara.
·        Otra manera de aplicar la filosofía a  la educación es usar los instrumentos de la filosofía técnica para discutir críticamente las teorías educativas. Por ejemplo: en un libro sobre principios de la educación, el autor podría insistir en que las escuelas reflejan la voluntad de la mayoría, pero a condición de que esta se mantenga firme en lo que sabe que es correcto. ¿Según que teoría, si la hay, puede apegarse a estos dos conceptos sin incurrir en su propia contradicción?

O tomando otro ejemplo, el filósofo de la educación podría concentrarse en analizar el lenguaje usado en la literatura educativa. Necesidades, intereses, la niñez en general y aprender haciendo, son unos cuantos de los términos que se encuentran en la discusión didáctica. ¿Qué significan realmente? ¿Significan lo que sus autores presuponen? ¿Se refieren a algo que podamos localizar en la experiencia, o son frases vacías? Este último método puede llamarse “analítico” y esta recibiendo firme apoyo, especialmente entre algunos de los trabajadores más jóvenes en este campo.

El segundo método es siempre valioso porque siempre es bueno ser critico, lógicamente cauto y estar dispuesto a examinar todos los datos que puedan tener relación con el problema de que se trate; reduce las necedades que se profieren en nombre de la discusión didáctica y hecha por tierra los lemas que con tanta facilidad y pasión adoptan los trabajadores de este campo.

Este método indaga las causas de mal entendimiento y pone a prueba “nuevas” soluciones, en idea, antes de que tengan oportunidad de causar mucho daño en la práctica. No obstante, la segunda clase de “aplicación” conserva en gran parte su sentido vigilante y desinfectante, tal como la primera es probable que permanezca estrechamente ligada a las demandas de un determinado “ismo”.

Ambos métodos están en uso pero cada uno de ellos deja algo que desear. El primero se concentra en denominar conceptos acerca de la educación con un apropiado “ismo” tomado de la filosofía general.

Posiblemente algunas personas consideren que esto es importante, por ejemplo, Jacques Maritain, debe ser considerado como un tomista, o que Kilpatrick es un experimentalista, nos dice poco acerca de cómo opinaran uno y otro sobre los problemas del plan de estudios, política educativa, organización y métodos de enseñanza. No todos los temas en filosofía general son igualmente instructivos en cuanto a los problemas de la educación.

Tal vez el principal valor de este método es que nos da una amplia justificación de los estilos de vida o normas de valor. El idealismo, el realismo, el pragmatismo, el tomismo y el existencialismo predican distintos estilos de vida, y en tal virtud prescriben de manera general los objetivos de una educación que ayude a la gente a vivir de acuerdo con esos estilos.

Acá vamos a considerar la filosofía de la educación como la discusión sistemática de los problemas didácticos, en un nivel filosófico, es decir como la investigación de una cuestión pedagógica hasta dejarla reducida a una discusión en metafísica, epistemología, ética, lógica o estética o a una combinación de estas. Lo necesario es analizar y comprender que significa “nivel filosófico”.

Se pueden distinguir varios niveles de discusión al hablar de cualquier problema que no sea completamente trivial. Aunque no se excluyen mutuamente y es fácil concebir subdivisiones de cada tipo, pueden ayudar a diferenciar una discusión “filosófica” de problemas didácticos, de otras clases de intercambios educativos.

EL NIVEL EMOCIONAL DE LA DISCUSION.

En el nivel emocional, la discusión consiste principalmente en que cada parte expresa lo que siente acerca de la cuestión que se discute.

Supongamos que la discusión tiene por objeto decidir si una nueva escuela elemental debe ser organizada en torno a un programa de actividad o conducida según los lineamientos más convencionales de las materias de estudio con las que los adultos de la comunidad están más familiarizados. En una discusión como esta, habrá personas que por una u otra razón odiaron o amaron sus días de escuela elemental, sus maestros, sus libros y compañeros. Esas personas tomaran en la controversia una postura prácticamente irreflexiva.

Por ejemplo, los maestros que tuvieron éxito en una escuela convencional, pueden alarmarse ante la propuesta innovación de una escuela de actividad y rebelarse contra ella, por temor. Aquellos a quienes gustaría ver que esos maestros se angustiaran un poco, podrían apoyar la proposición, precisamente porque produciría esas angustias.

Desafiado por la oposición, cada lado puede concebir buenas razones en pro de sus puntos de vista, pero estos siguen siendo esencialmente impulsos emocionales, tan confusos quizá para quienes los tienen como para quienes los observan. Los liberales en política y en educación, que por mucho tiempo creyeron que la razonable discusión lógica resolvería todos los antagonismos, son ahora más escépticos, comprendiendo que las actitudes no son plegables a la voluntad de quien las adopta, ni siempre son accesibles a su inspección consciente. Es este inquietante hecho el que ha causado que el existencialismo y la dinámica de grupo, dos movimientos muy diferentes, sean tan aplicables a nuestros tiempos.

EL NIVEL MATERIAL O INFORMATIVO.

Si el nivel emocional no conduce a una decisión, y no lo hará a menos que una de las partes ejerza un poder preponderante, las cabezas mas serenas, es decir, las de aquellos cuyos corazones no tienen tan fervoroso apego a ninguno de los dos bandos, podrían sugerir “que se examinen las realidades materiales”. A este nivel, la discusión quedaría reducida a obtener información acerca de los respectivos costos de ambos tipos de programa; los costos de los edificios y mobiliario requeridos, el de los maestros, etc. Es posible concebir que ambos lados se pongan de acuerdo en que uno u otro plan costara más por lo pronto, pero que el lado que lleve la peor parte en esta refriega de información, argumentara que “a la larga, esta resultara ser una falsa economía”. ¿Qué hechos materiales podemos llamar en nuestro auxilio para decidir cuanto debe durar un plazo “a la larga” y cual es la diferencia entre una economía falsa y una verdadera?

Los hechos pueden disponerse de manera que muestren la relativa efectividad de los dos tipos de programa, según los resultados de los exámenes en las materias escolares ordinarias, o recurriendo a expertos para demostrar cual de los dos planes tienen el mayor éxito. Por ejemplo, las comunidades que han usado el plan de actividad, pueden aducir que el número de asignaciones a las clínicas de psicología se ha reducido en gran parte y que en sus cárceles prácticamente no hay delincuentes juveniles.

Es claro que algunas veces la averiguación de los hechos resuelve un argumento. Si ambas partes solo están realmente interesadas en el ahorro de dinero en efectivo que se refleje en la tasa de impuestos del año siguiente, es relativamente fácil preferir un plan al otro, basándose en la informática exacta. Si ambos lados requieren basar su decisión en complacer al mayor número de personas, la auscultación de la opinión pública puede resolver la cuestión. Es cosa de mero sentido común comprobar los hechos, especialmente si las dos partes pueden ponerse de acuerdo acerca de cuales de ellos son pertinentes, pero no siempre pueden resolverse las disputas comprobándolos.

 Aun en nuestro pequeño problema, es en extremo dudoso que loa apasionados contendientes se dejaran convencer por los hechos en si.

EL NIVEL APLICABLE O TEORICO.

La sola recopilación de hechos es infructuosa a menos que sea orientada por alguna teoría que distinga los que son pertinentes de los que no lo son. Indudablemente la escuela que queremos crear, debe tener alguna relación con ese triunfo o fracaso.

Por lo tanto, necesitamos una teoría que haga que los hechos signifiquen algo. Una teoría es un conjunto de ideas relacionadas entre si de manera que den cuenta de los hechos o los expliquen. Asa, si conocemos la teoría de cómo viaja la luz, podemos explicar por que es que una varilla recta parcialmente sumergida en el agua parece quebrada. Si conocemos la teoría de Freud acerca de lo inconsciente, de la represión y resistencia, podemos explicar por que, cuando y como ocurren los sueños. ¿Que clase de teorías usamos al discutir problemas de educación?

Evidentemente son teorías  acerca de cómo proceden y aprenden los seres humanos, y teorías acerca de cómo debieran proceder y aprender. Las primeras las derivamos de la psicología y de ciencias sociales tales como la economía, sociología, antropología y otras semejantes. Podemos llamarlas teorías empíricas o científicas: a las ultimas las podemos llamar teorías axiológicas, o mas usualmente, filosóficas.

¿Por qué persisten controversias como estas, si hay una combinación de hechos y una teoría comprobada que indica su solución? Por una parte, en las ciencias sociales que tienen conexión con nuestra vida cotidiana, los hechos son tan numerosos y diversos, que ninguna teoría ha logrado aun unificarse y explicarlos a los expertos en la materia.

Por otra parte, un conflicto de actitudes rara vez es resultado de un conflicto entre ignorancia y conocimiento, entre una teoría y otra. Quienes se oponen a la integración escolar no están persuadidos por los hechos o teorías psicológicas; tampoco lo están los más violentos partidarios del plan de estudios en actividad o del tradicional. Las controversias que persisten son invariablemente resultado de conflictos acerca de lo que creemos fundamentalmente valioso.

Además, podrían citarse teorías sobre salud mental y como se verifica su ajuste en la comunidad, para justificar un tipo de programa en contraposición al otro. Supongamos, por ejemplo, que un lado aduce que el programa de actividad fomenta las actitudes cooperativas y que estas son necesarias tanto para la vida democrática como para la salud mental. El otro lado podría señalar hechos que son aplicables mediante otra teoría. Por ejemplo, podría alegar que ninguno de los grandes adelantos en el conocimiento humano se produjeron en comités, sino más bien fueron producidos por individuos dedicados a llegar a alguna meta, sin que usualmente participara en ello el grupo.

No obstante, nuestro deber intelectual es agotar las posibilidades de la ciencia en la solución de los problemas, antes de recurrir a otra cosa.

 Esta muy bien señalar que tenemos que ir mas allá de la ciencia para encontrar el secreto de la buena vida, pero conviene llegar a la ciencia antes de ir mas allá de ella.

EL NIVEL FILOSOFICO.

Si los hechos y teorías científicas no pueden resolver la controversia, y si ambas partes todavía quieren continuar una discusión racional, tienen que pasar a otro nivel de argumentación, o sea el filosófico.

 Aquí los que disputan defienden sus conceptos de valor en términos de una teoría acerca de lo que es realmente cierto, realmente valioso y realmente efectivo.

¿Hay algunas verdades acerca del mundo, del hombre o de la bondad, que sean universales, eternas y validas para todos los hombres en todas las circunstancias? Si es así ¿No constituyen estas la base para un plan de estudios fijo, que debiera ser dominado por todo niño, con placer si es posible y con algún dolor si es necesario? ¿No es la buena vida un disfrute de las cosas que la raza ha encontrado que son satisfactorias? ¿No es, por lo tanto, la escuela tradicional, que pone su énfasis en el dominio del conocimiento, en la absorción intelectual y en la autodisciplina, el único medio sensato de alcanzar la buena vida?

Pero si estamos convencidos de que todo lo que se dice de las verdades y valores eternos es un desatino; de que la verdad varia con el clima, los promedios de Dow Jones y las peculiaridades de nuestras supersticiones ancestrales, ¿No resulta entonces que la nueva escuela, que deja en libertad al individuo para desarrollar su propia verdad y su propio destino, es la alternativa lógica y sensata? ¿Hay acaso posiciones intermedias entre estos extremos?
Hemos llegado a la última de las posibilidades de discusión.

Tal vez no sea posible llegar a un acuerdo, pero si no se logra en este nivel ciertamente no hay otro mas profundo en el que los disputantes pueden refugiarse.

Podría apelarse a algún otro medio, tal como el de “desempeñar cada quien su papel” o compartir tareas comunes, para suavizar el conflicto, pero en el nivel puramente intelectual las posibilidades se agotan cuando no podemos llegar a un acuerdo de discusiones sobre metafísica, epistemología, estética y ética, ya que estos son los aspectos mas generales de todo pensamiento humano y dan base y validez al conocimiento del hombre en cualquier campo. Por tanto, llamamos a este nivel el nivel filosófico, y a este método el medio filosófico más fundamental para abocarse a los problemas didácticos.

Según este concepto, los problemas didácticos que puedan resolverse indagando los hechos, o que dejan de ser polémicos a la luz de una teoría científica fidedigna, no son, estrictamente hablando, problemas en la filosofía de la educación. Por ejemplo, averiguar que método de instrucción caligráfica produce un determinado grado de legibilidad en un mes, no es un problema filosófico, ni tampoco lo es indagar cual es la edad adecuada para comenzar a enseñar a leer.

 Pero decidir si debe requerirse que los maestros de los cursos elementales tengan cierto dominio de las artes liberales, así como la cuestión de si la iglesia, el estado o la familia debe ser quien responda del programa educativo, si son problemas filosóficos.

En consecuencia se trata de explorar un cierto número de cuestiones educativas hasta lo más profundo de sus raíces filosóficas.

Al buscar las respuestas, se aclarara que tenemos que recurrir a conceptos acerca de la realidad, del conocimiento, de la bondad y de la belleza, y que los conceptos que tengamos de estas pueden determinar nuestra preferencia en estas cuestiones prácticas.

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