FILOSOFIA DE
LA EDUCACION.
El Termino educación se
identifica con el proceso de instrucción y adiestramiento que se lleva a cabo
en una institución docente, en una escuela.
En los últimos años se
ha hecho familiar otro significado, que se refiere al arte, ciencia o ambas
cosas, de impartir instrucción y adiestramiento. En las universidades y
escuelas normales hay departamentos de “educación” dedicados a estudiarla y
enseñarla, en este sentido de la palabra.
Estas dos acepciones
son bastantes claras. No es igualmente preciso el significado de educación
cuando se refiere al resultado del adiestramiento e instrucción. Cuando se dice
que una persona tuvo una buena educación o que no tuvo la oportunidad de
adquirirla, queremos decir, ya sea que asistió a una escuela, que no asistió, o
que no estuvo en ella el tiempo suficiente.
Es frecuente observar
que fulano de tal fue a un buen colegio, pero que no recibió en el mucha
educación, o que no admiremos un tanto de que otro sin haber ido a ese colegio
se comporte como persona culta e instruida.
Esta ambigüedad resulta
del hecho de que los procesos de instrucción pueden dejar o no resultados
permanentes y deseables, por lo que el College Standard Dictionary de Funk y
wagnall llama “el sistemático desarrollo y cultivo de las facultades naturales,
por inculcación, ejemplo, etcétera.”
El mismo diccionario
da, como una de las definiciones de “educación”, el adiestramiento de animales,
pero en la discusión hace notar: “Hablamos de la enseñanza, adiestramiento o
disciplina, mas bien que de la educación o doma de un perro o un caballo”. Pero
¿para que tantos remilgos? Enseñar suertes a un caballo es en realidad
desarrollar sistemáticamente sus facultades naturales.
Para acrecentar la
complejidad de los significados, se afirma comúnmente que el medio ambiente es
“educativo”, como cuando se dice que una persona ha recibido su educación en la
escuela de las vicisitudes o en prisión, una educación que evidentemente no es
de ninguna manera sistemática.
Todo lo anterior tiene por
objeto justificar el intento de fijar un poco más precisamente el significado
de educación, al menos para los lectores.
LA EDUCACION
COMO CONTROL DEL SABER.
Como podría hacerlo un
escultor, desechemos desde luego los fragmentos de la piedra que obviamente no
han de figurar en la forma definitiva de la
escultura.
Ningún significado del
termino “educación” intenta incluir algún proceso que no pueda ser alterado por
el esfuerzo humano o que pueda verificarse sin ninguna parte de dicho esfuerzo.
Ningún significado de educación pretende, por ejemplo, dar al hombre un brazo o
una pierna extra, o cambiar su sistema nervioso o el método de circulación de
su sangre. Tampoco se intenta educar al huracán, la niebla o las estaciones del
año; más bien se espera educar a los hombres para que controlen esos fenómenos
o se adapten a ellos. En otras palabras, excluyamos del significado propio de
educación aquellos cambios en el comportamiento o estructura que son causados
por maduración y accidentes físicos.
Esto nos deja un gran
número de cambios de comportamiento que son debidos al saber. Dichos cambios
difieren de los que se efectúan en la
Probeta de un químico o
de aquellos a los que sirve de ejemplo
una roca que cae sobre otra. Sin importar cuantas veces se encuentren en una
probeta determinadas cantidades de una base y de acido clorhídrico, si las
condiciones se mantienen constantes, se produce la misma sal. Ni la base, ni el
acido, ni la probeta aprenden nada, no saben nada. El aprendizaje, entonces en su acepción más general, es la clase de
cambio que usa los resultados de la experiencia anterior, el aprendizaje continuo
donde quiera. Algunos aprendizajes son conscientes, muchos no lo son. Los
psicólogos se refieren al aprendizaje latente y al inconsciente. Dado que los
seres retienen sus experiencias y como lo que se retiene da forma a las
reacciones posteriores, aprender es casi tan inevitable como respirar, por lo
que es claro que la educación tiene cierta relación con el aprendizaje.
El hecho de saber y la
educación se toman como equivalentes, debemos estar dispuestos a llamar
educación a todo conjunto de condiciones fortuitas, muchas de las cuales
ocurren sin nuestro conocimiento ni el de nadie mas, la educación de las
personas es la suma total de lo que ha aprendido. Pero si tenemos en mente que
las personas son afectos a discutir lo que la educación debiera ser, resulta
evidente que solo aquella fase de la educación que esta bajo el control de las
personas, es adecuada para la argumentación. Como no todo lo que se aprende
esta bajo el control del hombre, parte de ello tiene que ser excluida de toda
discusión fructífera acerca de la educación, precisamente aquella parte que no
puede ser controlada.
Esto nos deja con el
termino “educación” aplicable solamente a aquella parte del aprendizaje que en
un sentido o en otro, esta bajo el control de los hombres, variando ese grado
de control de acuerdo con las circunstancias. Por lo tanto, podemos decir que
hay varias clases de educación:
1.- Educación
del medio: Existe una clase de aprendizaje que
se realiza casi automáticamente. Es así como hemos aprendido, visiblemente sin
intervención de nadie, a caminar por las aceras, a comer ciertos alimentos y a
no comer otros, a vivir en casas, etc. Estas son maneras habituales de hacer
las cosas en una cultura determinada.
Una sociedad trata
deliberadamente de obtener la conformidad de las generaciones jóvenes con esas
costumbres y cultura, pero como se puede confiar en el proceso continuara más o
menos automáticamente, como un producto colateral de la vida ordinaria, el
elemento deliberativo no es siempre visible. A esto se le puede llamar
educación del medio o educación por contagio social.
2.-Educacion
informal:
Hay otros aprendizajes
que se realizan con intención consciente, pero quienes los imparten están
interesados principalmente en actividades distintas de la instrucción. Pueden
impartir conocimientos o información (instrucción), o pueden ejercitar ocasionalmente
al alumno en la formación de un habito (adiestramiento); pero este no es su
único o siquiera su principal objetivo. Esta es la educación informal. Los
padres la dan en gran cantidad, los patrones la imparten hasta cierto punto a
sus aprendices, y el teatro la proporciona a veces a su público. Cuando se dice
que la educación no termina con la escuela y que la escuela es a menudo la
parte menos importante de la educación, se tiene la intención de recalcar la
importancia de la educación informal.
3.-Educacion
Formal:
Hay finalmente la
educación formal en la que se ve claramente la intención de enseñar, de
adiestrar o de ambas cosas, y en la que una institución se dedica
principalmente a esta labor. Las escuelas, desde el jardín de niños hasta la
universidad, son instituciones dedicadas a la educación formal; algunas de sus
demás actividades pueden estar destinadas a fomentar el aprendizaje, pero lo
más probable es que este sea informal.
La distinción entre la
educación formal y la informal es importante; en primer lugar, por que en nuestro
medio hay muchos factores que educan, los cuales pueden impartir enseñanzas que
refuerzan las de la escuela, que las estorban o que no tienen ninguna relación
con ellas. Por ejemplo, el padre que predica las virtudes de la competencia
económica, puede estar contradiciendo al maestro de la escuela que pregona las
de la cooperación económica.
Tenemos así el problema
de coordinar diversas educaciones que Platón ataco de frente en la Republica.
El estado, decidió el, censuraría toda la poesía, la música, y el drama.
Controlaría todas las empresas educativas, formales e informales, para que los
futuros guardianes encontraran en todas partes las mismas actitudes hacia el
valor, la templanza, la sabiduría y la justicia. Si tildamos la solución de
Platón de autocrática, antidemocrática y totalitaria no nos da una mejor
solución al problema de la relación entre la educación formal y la informal.
Somos todavía enteramente impotentes para competir con la influencia de la
modernidad, el cinema, historietas cómicas, revistas, televisión para los niños
de poca edad.
Otra razón menos
importante para establecer la diferencia entre la educación formal y la
informal, es la comúnmente aceptada distinción entre ir a la escuela y aprender
por uno mismo, o sea la autodidaxia.
Menospreciar la
asistencia formal a la escuela es todavía
un pasatiempo popular en nuestra cultura, aun cuando esta cultura es el
mejor cliente que las escuelas han tenido. Pero no se necesita un gran
psicoanalista para encontrar su origen en una incomoda veneración por la
escuela.
Un hombre, con titulo
de una universidad bien conocida, puede ser un torpe, un fracasado, pero es
probable que nos sorprenda que lo sea. Por lo contrario, el autodidacta soporta
el peso de la prueba de que lo que obtuvo por su propio esfuerzo es tan bueno
como los productos de las marcas establecidas. Cuando resulta serlo, nos causa
tanto asombro que muy bien podemos considerarlo como una rara ocurrencia. Sin
embargo,, en general, la distinción es saludable. Impide a los educadores
formales ufanarse de sus resultados y nos hace comprender a todos las
posibilidades e importancia de la autodidaxia. En realidad, las diferencias
entre las escuelas de filosofía educativa pueden reducirse a sus distintas
respuestas a esta pregunta: ¿Qué clase de educación formal es la mejor garantía
de una fructífera autodidaxia en años subsecuentes?
Por lo tanto, en uso más
amplio y general, educación es el proceso o producto de un intento deliberado
de adoptar la experiencia por medio de la dirección y control del aprendizaje.
La educación formal es ese proceso cuando se efectúa en las escuelas.
De acuerdo con esta
definición, seria inexacto hablar de un medio ambiente educativo, a menos que
se signifique que el medio estaba tratando, directa o indirectamente, de
enseñar algo a alguien. Decir que se aprende del medio seria cierto pero no
ilustrativo, porque no hay mas de donde se pueda aprender. Nos haría bién
cuidarnos de frases tales como “aprender por experiencia o de la experiencia”,
precisamente por la razón de que todo aprendizaje proviene de la experiencia y
se obtiene por medio de ella. Y todo depende del significado que se de a
“experiencia”, en un uso mas común, experiencia se refiere a todo aquello de
que nos damos cuenta, es decir, a todo y cada uno de los estados conscientes.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES PRÁCTICAS.
¿Constituyen las
definiciones de educación alguna diferencia en la práctica de la misma? Charles
Pierce, precursor del pragmatismo norteamericano moderno, y William James, su
más destacado publicista, convinieron en que las definiciones que no
constituyen diferencia en la práctica, para todos los fines prácticos y
teóricos son iguales.
No podemos estar
seguros de si la gente alinea sus prácticas para ajustarlas a sus definiciones,
o, viceversa. Puede formular sus definiciones de manera de dar a lo que hace un respetable aire de
congruencia teórica. Sin embargo, concediendo esta posibilidad, la definición,
una vez formulada, tiende a cristalizar y congelar la practica que justifica,
por lo que toda desviación posterior es desaprobada, por ni ser enteramente
respetable.
En la definición dada
hubo un admitido intento de restringir el uso del término “educación” a la
deliberada dirección de las enseñanzas, o sea la dirección escogida por el
maestro, quienquiera que este pueda ser en una situación determinada.
Obviamente no se habría hecho hincapié en este punto si algunos educadores o
filósofos de la educación no hubieran omitido hacer esta distinción. El
equilibrio entre desarrollo, vida, aprendizaje y educación de que habla Dewey,
aunque tal vez no deba tomarse literalmente, ha persuadido a muchos educadores
profesionales de que los linderos entre la escuela y la comunidad deben ser
suprimidos siempre que sea posible. Los ha persuadido y ellos han ayudado a
persuadir a los padres de que los deberes del hogar, gobierno, iglesia y escuela
se traslapan tanto, que su separación es perniciosamente artificial y pueril.
Ha sido la causa del sinfín de admoniciones a los maestros de escuelas publicas,
en el sentido de que su responsabilidad como profesores se extiende mucho mas
allá del salón de clases. Es imposible decir hasta donde se extiende, porque si
toda la vida es educación no hay razón lógica para fijar los linderos en
cualquier punto de este lado o del otro lado.
La definición propuesta
hace una distribución real entre enseñar y aprender, contraria a un modo de
hablar bastante extendido. Muchos educadores pronuncian locuazmente el
aforismo: “Si no hay aprendizaje no hay enseñanza”. Esta es solo una manera de
hablar, por que ningún educador cree realmente que eso sea cierto, o si lo
creyera, debería negarse con toda honradez a captar la mayor parte de su
sueldo.
Hay una diferencia
entre la enseñanza fructífera y la infructuosa, como la hay entre la cirugía
afortunada y desafortunada. Pero tanto las buenas como las malas operaciones
quirúrgicas son realizadas por personas llamados cirujanos, que cobran sus
honorarios por los éxitos o los fracasos, indistintamente.
Enseñar es tratar deliberadamente
de fomentar ciertos aprendizajes. Cuando intervienen otros factores que impiden
dichos aprendizajes, la enseñanza fracasa. Algunas veces los factores están en
el maestro, otras en el alumno y otras más en el aire mismo que ambos respiran,
pero mientras el esfuerzo exista, hay enseñanza.
Es bastante extraño que
aquellos filósofos de la educación que son los que mejor perciben la
multiplicidad de factores que intervienen para decidir si se lograra o no el
aprendizaje, son los que menos advierten el absurdo de hacer responsable al
maestro de los factores que no están bajo su dominio. Por supuesto que los
maestros se niegan usualmente a aceptar a aceptar esa responsabilidad, pero
cuanto mas sensibles son moralmente, más les remuerde la conciencia por cada
fracaso en el aprendizaje. Mea culpa, claman en su interior; no poco de los
mejores maestros abandonan definitivamente el campo porque han tomado lo que
cuando lo que cuando mas es un descuidado cliché, como un imperativo moral y
pedagógico.
Aun si fuera cierto que
no hay enseñanza donde no se aprende, lo contrario, es decir, que no se aprende
si no hay enseñanza, seria falso y si el maestro moralmente serio se siente
desalentado por la falsedad de la primera declaración, el maestro moralmente indiferente
se aprovecha de la falsedad de la segunda, ya que el saber se acumula, haya o
no enseñanza.
Al mantenerse la
distinción se asigna al maestro un campo de responsabilidad definido. Hay
procedimientos que legítimamente se puede esperar que siga y hay resultados que
el puede tratar conscientemente de lograr. Limitando su responsabilidad podemos
dar un significado preciso a la que asignamos. No hay significado sin
limitación, o dicho mas familiarmente, lo que a todos concierne no concierne a
nadie.
Maestro y alumno son
dos términos efectivamente correlativos, como no lo son enseñar y aprender. El
maestro, cuando enseña, siempre esta enseñando a un alumno, y ser alumno
significa estar siendo enseñado.
La educación como aquí
se la define, implica siempre una situación en que intervienen maestro y
alumno. Aun en la autodidaxia existe la relación, aunque la distinción esta
dentro de una persona mas bien que entre diferentes personalidades. Ni siquiera
en la educación del medio, en la que una generación enseña a otra, esta
enteramente ausente.
Hay por tanto una
diferencia práctica. Según nuestra definición, la educación se limita a la
dirección deliberadamente emprendida del aprendizaje. No adquiere merito o
demerito por los conocimientos adquiridos de otra manera, aunque los toma en
cuenta. Si se obra de acuerdo con esta definición, los educadores estarían
menos dispuestos a prometer remediar las debilidades de todas las instituciones
sociales, con lo que hacen en las aulas. Tomada en serio, esta definición tiende
a hacer una marcada distinción entre los papeles de maestro, ciudadano, madre,
padre o soldado. La definición experimentalista o deweyana da pábulo a ciertas
tendencias opuestas. Las definiciones de educación no solo pueden constituir
una diferencia, sino, lo que es mas importante aun, la constituyen.
¿Hay entonces alguna
base para preferir una definición de educación a otra, o es esta una cuestión
de meras palabras o gustos personales?
Nos aventuramos aquí en
aguas filosóficas mas profundas. Estamos preguntando si las definiciones son
convencionales, (acuerdos sobre el uso
de las palabras), o reales (que reflejan las estructuras de la realidad misma).
Se cree desde luego que esta definición es hasta cierto punto real, que se
apega a la articulación de la sociedad en diferentes sectores, cada uno de los
cuales tiene un papel específico que desempeñar o una función que realizar.
La educación es una institución y tiene su
propia función primaria. Esta función la distingue de otras instituciones con
sus respectivos papeles. Esta creencia tiene sus raíces en la doctrina
metafísica de que hay un orden natural en el universo, que se asemeja a la
división del trabajo existente en toda vida orgánica y aun en el reino
inorgánico.
DEFINICION DE
LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION.
Una vez definida la
educación, vemos el significado de la filosofía de la educación. Lejos de ser
una cuestión sencilla, hay que observar los serios esfuerzos de los filósofos
profesionales de la educación durante muchos años. Sin embargo, los resultados
muestran que ningún libro sobre la materia puede asumir con certeza que haya un
entendimiento común acerca del alcance, método y literatura de la filosofía de
la educación.
Tradicionalmente la
Filosofía técnica ha comprendido las siguientes materias principales:
1.- METAFISICA: Si los hombres nunca fueran engañados por su experiencia, jamás se les
ocurriría si algo es real o solamente una apariencia. Si nunca hiciéramos esa
pregunta, nunca desarrollaríamos la ciencia o la filosofía. Lo que nos lleva a
indagar lo que es real y lo que solamente lo parece. La metafísica escudriña
nuestras creencias acerca de la realidad de arboles y cielos, de muerte y
libertad, del mundo y del ser. ¿Tiene la mente la misma clase de ser que los
objetos materiales? ¿Hay un ser inmutable, así como uno mutable? ¿Qué
características debe tener cualquier cosa para existir, para cambiar? ¿Hay un
designio o propósito detrás de cada cambio, o se deben todos o algunos de ellos
a la casualidad? Estos son algunos de los temas estudiados en la metafísica, a
la que algunas veces se llama también ontología o la ciencia del ser.
2.- EPISTEMOLOGIA. Es la rama de la filosofía que estudia la estructura, métodos y validez
de nuestro conocimiento, o como Hocking lo expresa, la epistemología trata de
las “creencias, acerca de las creencias” ¿Es realizable el verdadero
conocimiento? Nuestros sentidos yerran y nuestra razón nos lleva a conclusiones
contradictorias. ¿Podemos confiar en una u otra cosa o en ambas? El escéptico
dice “No”. Otros filósofos dicen, de manera más optimista, que podemos saber
algunas cosas pero no otras. Con respecto a la fuente de nuestro conocimiento
podemos preguntar: ¿Proviene de la experiencia de nuestros sentidos, de la
razón o de alguna combinación de ambas? ¿Obtenemos diferentes clases de
conocimientos de esas dos fuentes? ¿Con cuanto contribuyen respectivamente el
ser consciente y el objeto de la experiencia final del saber? ¿Cuál es el
criterio de verdad que usamos o debiéramos usar para estimar la veracidad de
nuestro conocimiento?
3:_ LOGICA: Es el estudio de las reglas y técnicas de razonar. La lógica formal
estudia la manera en que las proposiciones se relacionan unas con otras, para
que podamos juzgar si nuestro razonamiento es valido o no, independientemente
de lo que las proposiciones afirman. Conocer
las reglas y técnicas de razonar puede no hacer nuestro pensamiento mas
profundo, pero nos impide saltar indebidamente de premisas a conclusiones.
4.- ETICA: Este estudio al que también se llama filosofía moral, trata de los
juicios de aprobación y desaprobación, de corrección e incorrección, de bondad
y maldad, de virtud y vicio. En suma, trata de los principios de conducta que
nos ayudan a juzgar si una elección o acción es buena o correcta.
5.- ESTETICA: Esta disciplina presenta la cuestión de que es lo que nos hace juzgar
bello o feo un objeto. ¿Es esta una cuestión de mero gusto individual o hay
principios a los que podemos recurrir para apoyar nuestro juicio? ¿Tiene una
escuela, por ejemplo, el derecho de formar el gusto del alumno en arte y
música?
Estas son las
disciplinas que se estudian como materia principal en filosofía, en un colegio
o universidad. Si preguntamos que cosa puede ser una filosofía de la educación,
lo cual es correcto, siempre y cuando podamos estar seguros del sentido en que
debe tomarse el término aplicada. Hay dos de tales sentidos que se sugieren por
si mismos.
·
Dado que la educación tiene como
objetivo algo que se llama la vida buena, es en la ética, la metafísica y la
epistemología donde debemos encontrar la formula para lograrla. Escojamos una
filosofía y veamos que clase de educación se necesita para producir esa clase
de vida buena. El modelo de esta manera de proceder es la REPUBLICA, de Platón.
En ella pregunta: Si la justicia es lo que he hallado que es, ¿que clase de
estado requiere? ¿Y que clase de sistema educativo producirá al individuo que
haga posible tal estado? Al usar este método podemos hacer llegar toda posición
filosófica hasta sus consecuencias educativas, si las tiene, tales como el
idealismo, escolasticismo, materialismo dialectico, pragmatismo,
existencialismo, etc. Comenzaremos por preguntar que es lo que tiene que decir
determinado sistema filosófico acerca de la naturaleza de la realidad
(metafísica), de la naturaleza del conocimiento (epistemología) y de la
naturaleza de la bondad (ética), y enseguida deducimos la clase de plan de
estudios, método y organización escolar que se seguiría de el. En otras palabras,
este método nos induce a creer que si sabemos cual es la filosofía de un
educador, podemos predecir la clase de escuela que apoyara.
·
Otra manera de aplicar la filosofía
a la educación es usar los instrumentos
de la filosofía técnica para discutir críticamente las teorías educativas. Por
ejemplo: en un libro sobre principios de la educación, el autor podría insistir
en que las escuelas reflejan la voluntad de la mayoría, pero a condición de que
esta se mantenga firme en lo que sabe que es correcto. ¿Según que teoría, si la
hay, puede apegarse a estos dos conceptos sin incurrir en su propia
contradicción?
O tomando otro ejemplo, el filósofo de la educación podría concentrarse
en analizar el lenguaje usado en la literatura educativa. Necesidades,
intereses, la niñez en general y aprender haciendo, son unos cuantos de los
términos que se encuentran en la discusión didáctica. ¿Qué significan
realmente? ¿Significan lo que sus autores presuponen? ¿Se refieren a algo que
podamos localizar en la experiencia, o son frases vacías? Este último método
puede llamarse “analítico” y esta recibiendo firme apoyo, especialmente entre
algunos de los trabajadores más jóvenes en este campo.
El segundo método es siempre valioso porque siempre es bueno ser critico,
lógicamente cauto y estar dispuesto a examinar todos los datos que puedan tener
relación con el problema de que se trate; reduce las necedades que se profieren
en nombre de la discusión didáctica y hecha por tierra los lemas que con tanta
facilidad y pasión adoptan los trabajadores de este campo.
Este método indaga las causas de mal entendimiento y pone a prueba
“nuevas” soluciones, en idea, antes de que tengan oportunidad de causar mucho
daño en la práctica. No obstante, la segunda clase de “aplicación” conserva en
gran parte su sentido vigilante y desinfectante, tal como la primera es
probable que permanezca estrechamente ligada a las demandas de un determinado
“ismo”.
Ambos métodos están en uso pero cada uno de ellos deja algo que desear.
El primero se concentra en denominar conceptos acerca de la educación con un
apropiado “ismo” tomado de la filosofía general.
Posiblemente algunas personas consideren que esto es importante, por
ejemplo, Jacques Maritain, debe ser considerado como un tomista, o que
Kilpatrick es un experimentalista, nos dice poco acerca de cómo opinaran uno y
otro sobre los problemas del plan de estudios, política educativa, organización
y métodos de enseñanza. No todos los temas en filosofía general son igualmente
instructivos en cuanto a los problemas de la educación.
Tal vez el principal valor de este método es que nos da una amplia
justificación de los estilos de vida o normas de valor. El idealismo, el realismo,
el pragmatismo, el tomismo y el existencialismo predican distintos estilos de
vida, y en tal virtud prescriben de manera general los objetivos de una
educación que ayude a la gente a vivir de acuerdo con esos estilos.
Acá vamos a considerar la filosofía de la educación como la discusión
sistemática de los problemas didácticos, en un nivel filosófico, es decir como
la investigación de una cuestión pedagógica hasta dejarla reducida a una
discusión en metafísica, epistemología, ética, lógica o estética o a una
combinación de estas. Lo necesario es analizar y comprender que significa
“nivel filosófico”.
Se pueden distinguir varios niveles de discusión al hablar de cualquier
problema que no sea completamente trivial. Aunque no se excluyen mutuamente y
es fácil concebir subdivisiones de cada tipo, pueden ayudar a diferenciar una
discusión “filosófica” de problemas didácticos, de otras clases de intercambios
educativos.
EL NIVEL EMOCIONAL DE LA DISCUSION.
En el nivel emocional, la discusión consiste principalmente en que cada
parte expresa lo que siente acerca de la cuestión que se discute.
Supongamos que la discusión tiene por objeto decidir si una nueva escuela
elemental debe ser organizada en torno a un programa de actividad o conducida
según los lineamientos más convencionales de las materias de estudio con las
que los adultos de la comunidad están más familiarizados. En una discusión como
esta, habrá personas que por una u otra razón odiaron o amaron sus días de
escuela elemental, sus maestros, sus libros y compañeros. Esas personas tomaran
en la controversia una postura prácticamente irreflexiva.
Por ejemplo, los maestros que tuvieron éxito en una escuela convencional,
pueden alarmarse ante la propuesta innovación de una escuela de actividad y rebelarse
contra ella, por temor. Aquellos a quienes gustaría ver que esos maestros se
angustiaran un poco, podrían apoyar la proposición, precisamente porque
produciría esas angustias.
Desafiado por la oposición, cada lado puede concebir buenas razones en
pro de sus puntos de vista, pero estos siguen siendo esencialmente impulsos
emocionales, tan confusos quizá para quienes los tienen como para quienes los
observan. Los liberales en política y en educación, que por mucho tiempo
creyeron que la razonable discusión lógica resolvería todos los antagonismos,
son ahora más escépticos, comprendiendo que las actitudes no son plegables a la
voluntad de quien las adopta, ni siempre son accesibles a su inspección
consciente. Es este inquietante hecho el que ha causado que el existencialismo
y la dinámica de grupo, dos movimientos muy diferentes, sean tan aplicables a
nuestros tiempos.
EL NIVEL MATERIAL O INFORMATIVO.
Si el nivel emocional no conduce a una decisión, y no lo hará a menos que
una de las partes ejerza un poder preponderante, las cabezas mas serenas, es
decir, las de aquellos cuyos corazones no tienen tan fervoroso apego a ninguno
de los dos bandos, podrían sugerir “que se examinen las realidades materiales”.
A este nivel, la discusión quedaría reducida a obtener información acerca de
los respectivos costos de ambos tipos de programa; los costos de los edificios
y mobiliario requeridos, el de los maestros, etc. Es posible concebir que ambos
lados se pongan de acuerdo en que uno u otro plan costara más por lo pronto,
pero que el lado que lleve la peor parte en esta refriega de información,
argumentara que “a la larga, esta resultara ser una falsa economía”. ¿Qué
hechos materiales podemos llamar en nuestro auxilio para decidir cuanto debe
durar un plazo “a la larga” y cual es la diferencia entre una economía falsa y
una verdadera?
Los hechos pueden disponerse de manera que muestren la relativa
efectividad de los dos tipos de programa, según los resultados de los exámenes
en las materias escolares ordinarias, o recurriendo a expertos para demostrar
cual de los dos planes tienen el mayor éxito. Por ejemplo, las comunidades que
han usado el plan de actividad, pueden aducir que el número de asignaciones a
las clínicas de psicología se ha reducido en gran parte y que en sus cárceles
prácticamente no hay delincuentes juveniles.
Es claro que algunas veces la averiguación de los hechos resuelve un
argumento. Si ambas partes solo están realmente interesadas en el ahorro de
dinero en efectivo que se refleje en la tasa de impuestos del año siguiente, es
relativamente fácil preferir un plan al otro, basándose en la informática
exacta. Si ambos lados requieren basar su decisión en complacer al mayor número
de personas, la auscultación de la opinión pública puede resolver la cuestión.
Es cosa de mero sentido común comprobar los hechos, especialmente si las dos
partes pueden ponerse de acuerdo acerca de cuales de ellos son pertinentes,
pero no siempre pueden resolverse las disputas comprobándolos.
Aun en nuestro pequeño problema,
es en extremo dudoso que loa apasionados contendientes se dejaran convencer por
los hechos en si.
EL NIVEL APLICABLE O TEORICO.
La sola recopilación de hechos es infructuosa a menos que sea orientada
por alguna teoría que distinga los que son pertinentes de los que no lo son.
Indudablemente la escuela que queremos crear, debe tener alguna relación con
ese triunfo o fracaso.
Por lo tanto, necesitamos una teoría que haga que los hechos signifiquen
algo. Una teoría es un conjunto de ideas relacionadas entre si de manera que
den cuenta de los hechos o los expliquen. Asa, si conocemos la teoría de cómo
viaja la luz, podemos explicar por que es que una varilla recta parcialmente
sumergida en el agua parece quebrada. Si conocemos la teoría de Freud acerca de
lo inconsciente, de la represión y resistencia, podemos explicar por que,
cuando y como ocurren los sueños. ¿Que clase de teorías usamos al discutir
problemas de educación?
Evidentemente son teorías acerca
de cómo proceden y aprenden los seres humanos, y teorías acerca de cómo
debieran proceder y aprender. Las primeras las derivamos de la psicología y de
ciencias sociales tales como la economía, sociología, antropología y otras
semejantes. Podemos llamarlas teorías empíricas o científicas: a las ultimas
las podemos llamar teorías axiológicas, o mas usualmente, filosóficas.
¿Por qué persisten controversias como estas, si hay una combinación de
hechos y una teoría comprobada que indica su solución? Por una parte, en las
ciencias sociales que tienen conexión con nuestra vida cotidiana, los hechos
son tan numerosos y diversos, que ninguna teoría ha logrado aun unificarse y
explicarlos a los expertos en la materia.
Por otra parte, un conflicto de actitudes rara vez es resultado de un
conflicto entre ignorancia y conocimiento, entre una teoría y otra. Quienes se
oponen a la integración escolar no están persuadidos por los hechos o teorías
psicológicas; tampoco lo están los más violentos partidarios del plan de
estudios en actividad o del tradicional. Las controversias que persisten son
invariablemente resultado de conflictos acerca de lo que creemos
fundamentalmente valioso.
Además, podrían citarse teorías sobre salud mental y como se verifica su
ajuste en la comunidad, para justificar un tipo de programa en contraposición
al otro. Supongamos, por ejemplo, que un lado aduce que el programa de
actividad fomenta las actitudes cooperativas y que estas son necesarias tanto
para la vida democrática como para la salud mental. El otro lado podría señalar
hechos que son aplicables mediante otra teoría. Por ejemplo, podría alegar que ninguno
de los grandes adelantos en el conocimiento humano se produjeron en comités,
sino más bien fueron producidos por individuos dedicados a llegar a alguna
meta, sin que usualmente participara en ello el grupo.
No obstante, nuestro deber intelectual es agotar las posibilidades de la
ciencia en la solución de los problemas, antes de recurrir a otra cosa.
Esta muy bien señalar que tenemos
que ir mas allá de la ciencia para encontrar el secreto de la buena vida, pero
conviene llegar a la ciencia antes de ir mas allá de ella.
EL NIVEL FILOSOFICO.
Si los hechos y teorías científicas no pueden resolver la controversia, y
si ambas partes todavía quieren continuar una discusión racional, tienen que
pasar a otro nivel de argumentación, o sea el filosófico.
Aquí los que disputan defienden
sus conceptos de valor en términos de una teoría acerca de lo que es realmente
cierto, realmente valioso y realmente efectivo.
¿Hay algunas verdades acerca del mundo, del hombre o de la bondad, que
sean universales, eternas y validas para todos los hombres en todas las
circunstancias? Si es así ¿No constituyen estas la base para un plan de
estudios fijo, que debiera ser dominado por todo niño, con placer si es posible
y con algún dolor si es necesario? ¿No es la buena vida un disfrute de las
cosas que la raza ha encontrado que son satisfactorias? ¿No es, por lo tanto,
la escuela tradicional, que pone su énfasis en el dominio del conocimiento, en
la absorción intelectual y en la autodisciplina, el único medio sensato de alcanzar
la buena vida?
Pero si estamos convencidos de que todo lo que se dice de las verdades y
valores eternos es un desatino; de que la verdad varia con el clima, los
promedios de Dow Jones y las peculiaridades de nuestras supersticiones
ancestrales, ¿No resulta entonces que la nueva escuela, que deja en libertad al
individuo para desarrollar su propia verdad y su propio destino, es la
alternativa lógica y sensata? ¿Hay acaso posiciones intermedias entre estos
extremos?
Hemos llegado a la última de las posibilidades de discusión.
Tal vez no sea posible llegar a un acuerdo, pero si no se logra en este
nivel ciertamente no hay otro mas profundo en el que los disputantes pueden
refugiarse.
Podría apelarse a algún otro medio, tal como el de “desempeñar cada quien
su papel” o compartir tareas comunes, para suavizar el conflicto, pero en el
nivel puramente intelectual las posibilidades se agotan cuando no podemos
llegar a un acuerdo de discusiones sobre metafísica, epistemología, estética y
ética, ya que estos son los aspectos mas generales de todo pensamiento humano y
dan base y validez al conocimiento del hombre en cualquier campo. Por tanto, llamamos a este nivel el nivel
filosófico, y a este método el medio filosófico
más fundamental para abocarse a los problemas didácticos.
Según este concepto, los problemas didácticos que puedan resolverse
indagando los hechos, o que dejan de ser polémicos a la luz de una teoría
científica fidedigna, no son, estrictamente hablando, problemas en la filosofía
de la educación. Por ejemplo, averiguar que método de instrucción caligráfica
produce un determinado grado de legibilidad en un mes, no es un problema
filosófico, ni tampoco lo es indagar cual es la edad adecuada para comenzar a
enseñar a leer.
Pero decidir si debe requerirse
que los maestros de los cursos elementales tengan cierto dominio de las artes
liberales, así como la cuestión de si la iglesia, el estado o la familia debe
ser quien responda del programa educativo, si son problemas filosóficos.
En consecuencia se trata de explorar un cierto número de cuestiones
educativas hasta lo más profundo de sus raíces filosóficas.
Al buscar las respuestas, se aclarara que tenemos que recurrir a
conceptos acerca de la realidad, del conocimiento, de la bondad y de la
belleza, y que los conceptos que tengamos de estas pueden determinar nuestra
preferencia en estas cuestiones prácticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario